Líderes para el Perú
Muchos técnicos se harán cargo de los cuidadosos análisis que la economía, y los otros aspectos de la acción de gobierno merecen ser tomados en cuenta el día de hoy 28 de julio, a propósito del Mensaje a la Nación del Presidente. No es de ello que quiero hablar.
Hay un asunto que parece etéreo, inasible y que a mi juicio es central para entender por qué nos sentimos insatisfechos. Nunca hablamos de ello y cuando lo hacemos, lo orillamos: lo indispensable que es liderar la esperanza de un pueblo e inyectar en él la confianza en sus grandes capacidades y oportunidades.
Si hay algo que nos falta en el Perú de manera dramática es liderazgo político.
No se nace líder contra lo que se piensa; es un proceso que Neruda describió de manera cabal en Canto General cuando señaló que el gran líder Caupolicán “comió en cada cocina de su pueblo”. Conocer a nuestro pueblo, no solamente en las cifras frías sino en la vida cotidiana, en sus anhelos y sueños forma parte esencial del liderazgo.
Se es líder cuando somos capaces de escuchar y de ver antes de hablar y actuar.
Se es líder cuando escuchamos el silencio del pueblo tanto como su clamor.
Se es líder cuando el compromiso es diario y constante, sin tregua.
Se es líder cuando hombres y mujeres se preparan, no en oratoria y retórica vacía y estentórea a la que nos tienen tan acostumbrados en los últimos tiempos, sino laborando arduamente en el análisis de la realidad, la concertación y priorización de políticas y la sostenibilidad de éstas.
Se es líder cuando, más allá de reconocimiento en las encuestas, se goza del escasísimo bien de la credibilidad y la confianza del pueblo.
El liderazgo no surge de la exhibición del poder ni de la fuerza porque su raíz no es el miedo; tampoco de la manipulación de las necesidades de los pobres porque su base no es la subordinación.
La raíz del liderazgo radica en la sensibilidad para descubrir el resorte que nos moviliza a soñar el futuro posible de manera concreta, encontrando cada quien su lugar en la construcción del bien común.
Tenemos hombres, mujeres, niños y jóvenes que ejercen ese liderazgo cada día innovadores en las MYPES, las organizaciones sociales y gremiales, el voluntariado, la cultura, el turismo, la gastronomía, la academia, en Costa, Sierra y Selva. El Perú es un enjambre de líderes en una tierra difícil pero de grandes oportunidades. La gran tarea es que la política se nutra de esa vitalidad y sea una actividad capaz de contagiar esa energía uniendo las voluntades de todos y todas en la construcción del Perú que todos anhelamos.